lunes, 16 de febrero de 2009

La belleza de la telebasura. Parte 2

La obra La rebelión de las masas de Ortega y Gasset es tal vez el primer estudio a lo que el autor llama clase media. Ésta no es rica ni pobre, vive en una estabilidad que va de menos a más dependiendo del dinero que gane, que es tan lista como idiota, que es tan tolerante como intransigente, que es tan intelectual como vulgar. Una de las tantísimas características de la clase media es la tendencia a la masificación –y la telebasura es un ejemplo claro de ello. Una masa de gente, individuos independientes, siguen ciertos programas vulgares y “feos”, así se siente dueña de sí misma y de lo que ve, pero en realidad sabe que solamente vive una ilusión.

Hace unas semanas escuché en el programa Mujeres y hombres y viceversa una señorona que afirmó, micrófono en mano: “Yo no soy nadie pero yo soy persona y yo puedo decir que…” ¡Qué belleza de lo absurdo! Entre hombres musculados, tías despampanantes, una ex diva del porno, una presentadora con dientes marca Bugs Bunny, un público sacado de Torrente en Marbella y colores chirriantes en todo el plató, una señora de gafas rosas, teñida que parecía un vómito, vestida como la matriarca Janeiro, y con micro en mano, una señora cualquiera, habló con aquella frase tan profunda: “Yo no soy nadie pero yo soy persona”. ¡Cuánta belleza nos regala la telebasura!

En El Diario –antes El Diario de Patricia– nos presentan una pareja de gais a cada cual más horrendo: uno como Peter Griffin (¡y no exagero!) y el otro como el típico churrero grasiento. La razón de su pérdida de dignidad era la siguiente: el horrendo número uno había pillado al horrendo número dos en la cama con un horrendo número tres que, mira por donde, era el hermano del horrendo número uno –y lo mejor era que el horrendo número tres era como el uno pero con pelo largo y bigote. ¡Qué sensación de masoquismo! Y lo mejor de todo era ver como hacían gala de su pluma y se pavoneaban como cerditas antes de ser enviadas al matadero, los unos tirándose los platos rotos y relamidos a los otros. Estupendo, como diría mi amigo Daniele. ¿Sabéis cuánto share alcanzó ese programa en especial? Un digno 19%, más de dos millones de telespectadores, y en horario vespertino. Una gran inversión. Vi con mis propios ojos cómo puede gustar el esperpento. Ya dije que la telebasura nos da lo que queremos y somos: esperpento. Ahí está, en la calle, entre nosotros, con nosotros. ¡Nosotros somos el esperpento! ¡Esperpento es España! Y la telebasura nos lo da porque nosotros somos quienes la producimos.

Otro día me puse a mirar Alguna pregunta més? de TV3, uno de los mejores programas que hay en la tele. Y se alimenta de telebasura. La recicla y hace una parodia de la parodia de nuestra sociedad: a lo programa de zapping, nos enseña qué vemos, nos dice qué es la telebasura. Es alucinante el poder que tiene APM? La frase “Ho haveu vist?! La mare que els va parir!” es de las más famosas de Catalunya, seguida de muy cerca por “Se v’havé un follón que no sabe dónde s’ha metido!” y “¡Ay, que se mea!” Así que APM? es el único programa que entiende a la telebasura y se sirve de ella. Por lo menos sin buscar críticas ni prepotencias, como Sé lo que hicisteis, que busca el encarnizamiento en la sátira más que la simple broma bien hecha –aunque, éste también, es un programa bien hecho, simple que no simplón, y muy astuto, convirtiéndose en la verdadera alternativa de los bailarines de Cuatro ya que Telecinco se ha quedado sin sobremesa–.

Aquí pongo dos videos. El primero es uno de Mujeres y hombres y viceversa, donde un grupo de chicas debe “conquistar” a un top model chico o a Germán, un ex de Gran Hermano 10; todo eso es un putiferio, así que he elegido un video divertido con Germán. El segundo es un trozo de APM? ¡Qué gran programa!

Por si alguien no lo había captao, intento escribir utilizando la ironía y el sarcasmo. Si no lo consigo, pues ya llegará el día en el que pueda hacerlo.

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