lunes, 23 de febrero de 2009

ItaloBarcellona

Leggo su El Periodico de Catalunya (04/01/2009) che tanti Italiani vengono a Barcellona. Siamo già la seconda comunità straniera; dopo gli Equatoriani (ce ne sono circa 23.800), gli Italiani siamo il primo collettivo di europei stranieri, con circa 21.600 persone venute dallo stivale; persone che hanno cercato un nuovo inizio in questa capitale mediterranea, un inizio che in Italia gli è proibito. Qui, in ‘sta città tratta da una favola di bohème, pazzie varie, modernismi, libertà e tolleranze esagerate, l’estetica e il paradigma sono arrivati con la mentalità nostra. Io sono metà italiano, solo a metà; possiedo il seny catalano e l’empirismo italiano, ma anche la rauxa e il tragicomico libero snobbismo italiano. “Ce ne sono tanti tra noi”, ragiona mio padre, stra-catalano.

E parla degli italiani, di persone che arricchiscono la città, la sua società, che si nascondono tra questo cosmopolitismo chiamato Barcelona, Barcellona, Barcelone... Tra persone gialle, nere, marroni, e alcune verdi o blu (esistono: sono nel lumpen; basta solo camminare per il Barrio Chino, le strade mezzo nascoste del Gotico o le zone proibite del La Mina), c’è la comunità tricolore, che presto entrerà nella politica della città, e forse anche in quella della nazione catalana (o regione, o comudad autónoma... questo lo decida il lettore). Tra poco ci sarà una terza, quarta, quinta generazione con cognomi Gesuele, Ferioli, Sabatinelli, Bicchierai, Ferrari, Zambotti... cognomi italiani che comanderanno la città tra qualche decennio, ne sono sicuro; ci sarà prima un sindaco di origini italiane a Barcellona che un presidente italoamericano negli Stati Uniti d’America.

E mentre questa metropoli beatificata dal Mediterraneo, sempre cercando l’eccellenza –sempre ci sono lamenti attorno a Barcellona e ai suoi cittadini, state a sentire: non sono semplici lamenti che cadono nel nulla, ma profonda voglia di migliorare; che città possiede questa virtú?–, sempre mossa dallo stesso partito (se in Italia i socialisti sono sbandati como formiche, qui a Barcellona possiedono il Comune da ben 30 anni), trova nuove vie di accoglienza e miglioramento utopicizzato, l’Italia segue nei cuori di quelli che sono venuti per restarci, segue lí come uno stivale impassibile con la sua Chiesa, le sue belle tangenti, la sua bellezza, la sua cucina, i suoi gesti... Dicono che l’Italia è un teatrino in decadenza, con una politica in mano a vecchi immortali e giovani senza etica con capelli grigi-bianchi; ma ancora ce la fa ad essere una protagonista dell’Esistenza, tanto a Barcellona come nel resto del mondo. Gli Italiani ancora ce la fanno a sorridere e a far sorridere; questo è stato, è e sarà sempre il regalo per Barcellona, una città di tutti.

PS: Fate un giretto per il sito www.italianiabarcellona.com, uno dei tanti fatti da italo-barcelonins.

jueves, 19 de febrero de 2009

La belleza de la telebasura. Parte 3

Esta es la última.

Siempre es jugoso oír la voz de algún pobre individuo que retrate su vida en pocas palabras: “No me quejo. Soy mayor, pobre y en paro, pero por lo demás, bien, ¿no?” Era la reflexión de un pobre tipejo sentado en la silla de El juego de tu vida, en la que la misma presentadora de dientes de conejo, aquella que durante un tiempo hizo A tu lado, siempre en Telecinco (Berlusca’s tv), le hizo preguntas del tipo: ¿Te has masturbado alguna vez pensando en que tu perro te lamía tus partes? ¡Eso es verdad! La voz en off de la señorita que dice ¡Eso es verdad! es de lo mejor que hay en la telebasura de hoy en día. Ese es un programa que no esconde la basura, al contrario: la lanza explícitamente tanto gracias al individuo que vaya a perder su honor como al público (nosotros) que vemos dicho programa. Unas dos o tres veces lo he mirado, y por una parte he sentido indignación natural, aunque por la otra diversión. Porque el programa buscaba divertir a costa de las desgracias ajenas y si somos sádicos y cabrones lo veremos y nos lo pasaremos bien. Punto. Así es la telebasura, ¡viva la telebasura! Otro ejemplo de telebasura era aquella serie llamada Los Serrano. Confieso que una vez miré un capítulo: no me gustó nada. Sin embargo era líder en el prime time cuando se emitía. El personaje del mecánico dijo, en un diálogo, más de veinte “joder” o “coño”; este dato lo recogió el CAC, que pidió explicaciones a Telecinco (gurú de la trash-tv); el brazo de Mediaset en España argumentó que el mecánico de la serie era como cualquier mecánico normal, así que cualquier mecánico normal lanza más de 4000 “joder” o “coño” al día. No hubo enfado por parte de los mecánicos, que ni se manifestaron (algo raro porque en los últimos años siempre hay algo contra qué manifestarse cada día), y el CAC tuvo que resignarse a ver cómo aquella serie siguió emitiéndose por un año más, hasta que el mismo argumento la mató.

Lo que quiero decir es que cuanta más telebasura emitas, más audiencia, y más patrocinadores, y finalmente más dinero. Así va la cosa. Aunque, atención: debe ser tele bien hecha. Si quieres ver series de culto, hazte de Digital+ y listos. Pero no critiques a la telebasura o a una tele por emitir telebasura. Hasta TV3 necesita cierta telebasura para salir de algunos baches: la recicla en APM?, o la emite a lo light en programas como Els matins o El club (a veces puedes ver personajes del esperpento nacional también con Cuní o con Om). Y si hablamos de TVE… ¿Creéis que la Carrà actual es signo de buena tele? ¿O ver a la Obregón y otros famosetes bailar? ¿O los sucesos de Gente? Pues ya está. No critiquemos a la telebasura, sino solamente a aquella mal hecha, mal preparada, mal encetada. ¡Viva la buena telebasura!

Porque lo mejor de todos estos párrafos que he escrito es que no he llegado a entender qué es de verdad la telebasura. Es la lógica de lo ilógico, es tan abstracto como imbécil, tan profundo como estúpido, tan simple como complejo. Saber lidiar con Aramís Fuster, el padre Apeles, la Veneno, el Pozí, el Francés, el Risitas –y todos en el mismo plató–, no es tarea fácil; hay un trabajo previo, exhaustivo y duro. Son egos extravagantes que harán las delicias de nuestros ojos. Porque detrás de las desgracias humanas que nos entrega la telebasura, vemos la belleza de nuestros fracasos como sociedad. La trash-tv nos da una oportunidad, así que lo mejor será no criticarla nunca más, sino admirarla y respetarla, porque así nos toleraremos más y buscaremos ideas para ser más libres e iguales. La telebasura nos da la oportunidad de “ser mejor persona”.

Fin.

Como último video he decidido poner uno con la mítica (o el mítico, según se mire…) Carmen de Mairena.

lunes, 16 de febrero de 2009

La belleza de la telebasura. Parte 2

La obra La rebelión de las masas de Ortega y Gasset es tal vez el primer estudio a lo que el autor llama clase media. Ésta no es rica ni pobre, vive en una estabilidad que va de menos a más dependiendo del dinero que gane, que es tan lista como idiota, que es tan tolerante como intransigente, que es tan intelectual como vulgar. Una de las tantísimas características de la clase media es la tendencia a la masificación –y la telebasura es un ejemplo claro de ello. Una masa de gente, individuos independientes, siguen ciertos programas vulgares y “feos”, así se siente dueña de sí misma y de lo que ve, pero en realidad sabe que solamente vive una ilusión.

Hace unas semanas escuché en el programa Mujeres y hombres y viceversa una señorona que afirmó, micrófono en mano: “Yo no soy nadie pero yo soy persona y yo puedo decir que…” ¡Qué belleza de lo absurdo! Entre hombres musculados, tías despampanantes, una ex diva del porno, una presentadora con dientes marca Bugs Bunny, un público sacado de Torrente en Marbella y colores chirriantes en todo el plató, una señora de gafas rosas, teñida que parecía un vómito, vestida como la matriarca Janeiro, y con micro en mano, una señora cualquiera, habló con aquella frase tan profunda: “Yo no soy nadie pero yo soy persona”. ¡Cuánta belleza nos regala la telebasura!

En El Diario –antes El Diario de Patricia– nos presentan una pareja de gais a cada cual más horrendo: uno como Peter Griffin (¡y no exagero!) y el otro como el típico churrero grasiento. La razón de su pérdida de dignidad era la siguiente: el horrendo número uno había pillado al horrendo número dos en la cama con un horrendo número tres que, mira por donde, era el hermano del horrendo número uno –y lo mejor era que el horrendo número tres era como el uno pero con pelo largo y bigote. ¡Qué sensación de masoquismo! Y lo mejor de todo era ver como hacían gala de su pluma y se pavoneaban como cerditas antes de ser enviadas al matadero, los unos tirándose los platos rotos y relamidos a los otros. Estupendo, como diría mi amigo Daniele. ¿Sabéis cuánto share alcanzó ese programa en especial? Un digno 19%, más de dos millones de telespectadores, y en horario vespertino. Una gran inversión. Vi con mis propios ojos cómo puede gustar el esperpento. Ya dije que la telebasura nos da lo que queremos y somos: esperpento. Ahí está, en la calle, entre nosotros, con nosotros. ¡Nosotros somos el esperpento! ¡Esperpento es España! Y la telebasura nos lo da porque nosotros somos quienes la producimos.

Otro día me puse a mirar Alguna pregunta més? de TV3, uno de los mejores programas que hay en la tele. Y se alimenta de telebasura. La recicla y hace una parodia de la parodia de nuestra sociedad: a lo programa de zapping, nos enseña qué vemos, nos dice qué es la telebasura. Es alucinante el poder que tiene APM? La frase “Ho haveu vist?! La mare que els va parir!” es de las más famosas de Catalunya, seguida de muy cerca por “Se v’havé un follón que no sabe dónde s’ha metido!” y “¡Ay, que se mea!” Así que APM? es el único programa que entiende a la telebasura y se sirve de ella. Por lo menos sin buscar críticas ni prepotencias, como Sé lo que hicisteis, que busca el encarnizamiento en la sátira más que la simple broma bien hecha –aunque, éste también, es un programa bien hecho, simple que no simplón, y muy astuto, convirtiéndose en la verdadera alternativa de los bailarines de Cuatro ya que Telecinco se ha quedado sin sobremesa–.

Aquí pongo dos videos. El primero es uno de Mujeres y hombres y viceversa, donde un grupo de chicas debe “conquistar” a un top model chico o a Germán, un ex de Gran Hermano 10; todo eso es un putiferio, así que he elegido un video divertido con Germán. El segundo es un trozo de APM? ¡Qué gran programa!

Por si alguien no lo había captao, intento escribir utilizando la ironía y el sarcasmo. Si no lo consigo, pues ya llegará el día en el que pueda hacerlo.

lunes, 9 de febrero de 2009

La belleza de la telebasura. Parte 1

Muchas veces he escuchado por la calle, en casa, por parte de amigos, conocidos, en la tele, en la radio, en clase… que la televisión actual está hecha de telebasura, y algo más que resulta ser verdaderamente interesante. Pues yo estoy hasta los cataplines de escuchar tales difamaciones. La telebasura es televisión, digan lo que digan. Y si se emite es porque, al fin y al cabo, la gente la mira y luego habla de ella incluso criticándola. Porque mirando a la telebasura vemos lo absurdo, la profundidad de filosofías sin sentido y muñecos que tal vez fueron seres humanos.

La telebasura es ante todo televisión comercial. Hoy en día la tele es algo que se vende y se compra, es una empresa: se anuncian unos contenidos y si estos tienen audiencia es que el producto vende; si pones a la Carmen de Mairena durante cinco minutos cantando con la Pantoja de Puerto Rico y luego pones una camada de hipopótamos bostezando, nosotros compraremos a los dos primeros ejemplos de animal, no a los segundos. Quiero dejar claro que todo el mundo, en algún momento de sus respetables vidas, ha sentido simpatía por la tele comercial, la normal y corriente, la de la clase media, la de los frikis, el cotilleo, los gritos, los abucheos, el populismo, la chulería, la prepotencia, la arrogancia, los insultos, los lloros –todo ese mundo que busca rallar lo inmoral con lo ético, que nos pone a prueba. ¡La telebasura nos pone a prueba! Se critica la Biblia de la telebasura, esto es, Gran Hermano, ¡y es líder de audiencia durante su franja horaria! Críticos como Monegal se pregunta: ¿por qué? Sencillo: la Milà nos vende un circo de seres que durante un tiempo pierden su dignidad, honor y orgullo por jolgorio de los espectadores, la gran mayoría de ellos sacados de la clase media.

Y mira por donde la clase media española es de las más catetas de Europa, aunque menos que la griega (eso lo dicen los ingleses y la encuesta repelente PISA). Por tanto, si la idiotez nos mantiene, ¿por qué no regodearnos en ella? Ésa es la belleza de la telebasura: que es un espejo de nuestra terrible verdad, cuyos parámetros son el fin del universo del conocimiento. ¡Crónicas Marcianas fue el late-night más visto del país durante casi diez años! Y muchos lo criticaban, pero siempre fue líder de audiencia. La telebasura es el espejo de nuestra corrupción, sí, pero también del poder del pueblo: si la mayoría prefiere ver al dúo Mairena-Pantoja de Puerto Rico, los ultrainteligentes (léase intelectuales) deberán aguantarse.

La telebasura no tiene la culpa. Es simple y llanamente un show que nos refleja quiénes y cómo somos. Yo amo a la telebasura porque veo en ella mi sadismo y mi crueldad: ¡ver cómo una persona discapacitada con enanismo es humillada ante millones de personas no tiene precio! ¡Viva la trash-tv y la madre que la parió! O sea, nosotros. Yo amo a la telebasura porque miro en ella lo que mi país es: sus logros y sus fracasos (por ejemplo, el mileurismo) y sus ilusiones y sus esperanzas. ¡En La Noria sale Pilar Rahola! Y es vilipendiada por salir en ese tipo de programa. Pues gracias a eso gana mucho más dinero y es mucho más conocida, a costa de su honor, claro está. Aunque, ¿nos importa verdaderamente? Si Pilar Rahola prefiere perder parte de su honor, como dicen algunos que he escuchado, es porque o lo aguanta o no le importa un pito. Si hasta Josep Cuní ha visto en ella un filón para su programa matutino: el rato que está con la Rahola a lo Escenas de matrimonio es de lo mejor de su programa. Y lo mejor de todo es que cuando son satirizados, la Rahola entra en el Olimpo de la tele y la telebasura. Aguantar a ese tipo de personajes es uno de los logros de la clase media española: respeto y tolerancia. ¡Viva la telebasura!

Continuará.

lunes, 2 de febrero de 2009

Le nostre tenebre di Gaza


Un angolo del Mediterraneo è preda dell’orrore. C’è un grido di paura consapevole che ci ricorda le tenebre dei nostri cuori: che ci ricorda l’ipocresia che ci accinge a questo mondo. In un piccolo angolo con forma di striscia, un popolo urla: non siamo la vostra cloaca! L’orrore descritto da J.Conrad ne Il cuore delle tenebre è una favola di fatine e principessine tonte in confronto alla tragedia di comicità nera umana che avvolge le nostre menti: dal 1948 due popoli sono in guerra. Israele e Palestina, due popoli con il diritto sacro della vita e la sopravvivenza, vogliono, sperano, desiderano vivere. Ma noi, Occidente, siamo l’arbitro che decide chi vive: e abbiamo deciso l’ipocresia.

Gli Stati Uniti d’America possiedono il 5% della popolazione mondiale e sciupano il 25% delle risorse di petrolio. L’Unione Europea ha il 7% della popolazione mondiale e usa un bel 20% delle risorse. La Russia non arriva al 3%, ma vuole spendere piú risorse di quelle che già possiede. Il Brasile è al 4% della propria popolazione, sciupando quasi un 10% delle risorse. La Cina è quasi il 15% della popolazione del pianeta, usando attualmente un 10% di risorse petrolifere, desiderando di usare oltre il 40% per la crescita della propria economia. Il simbolo dell’opulenza nostra è il petrolio. E circa il 90% delle risorse sono nel Medio Oriente.

Perchè Israele, amici miei, è la base di Occidente in, forse, la zona più fertile della Terra. Sí, tra il Tigri e l’Eufrate, tra deserti, steppe, mari morti, fiumi sacri, tribú e casuccie di paglia, nella famosa Mezza Luna Fertile che abbiamo studiato alle elementari, dove le civiltà sono nate, lí nel Medio Oriente –c’è la risorsa di cui tutti hanno bisogno e pochissimi possiedono. Parlo del sacro oro nero, il petrolio. Lí Occidente, massimo autore e attore del Potere geopolico mondiale, fatto da una rete complicatissima di interessi mutui ed individuali, deve mantenere il proprio potere d’influenza in una zona ostile e danneggiata da migliaia di anni di guerre. Noi abbiamo corrotto i re assoluti dell’Arabia. Noi abbiamo mosso le correnti del fanatismo islamico per controllare quei paesi. Noi abbiamo fatto errori. Noi abbiamo aiutato la crescita di Israele e la lenta ma irrefrenabile distruzione della Palestina.

La Palestina. Una nazione che nessun governo della Terra accetta. Gli arabi non la stimano perchè i palestinesi si affiancarono con Saddam quando l’invasione dello Kuwait. I persiani vogliono mantenere la propria indipendenza, sono già rivali degli arabi, hanno troppi nemici –e la Palestina è un sasso nella scarpa. La Cina vuole essere superpotenza, e per questo deve mantener buoni gli americani, pieni di ebrei. La Russia vuole lo stesso che la Cina. Occidente, quindi, è l’arbitro: abbiamo deciso Israele. Lo decidiamo sempre che riempiamo la macchina; sempre che usiamo la plastica; sempre che ci manifestiamo a favore dei palestinesi. Noi siamo consapevoli del terrore perchè siamo noi a crearlo. E quando ci manifestiamo, non lo facciamo per i quattro bimbi morti, per le scuole e gli ospedali distrutti, per le mamme senz’anima... Ma perchè siamo consapevoli che quell’angolo di tenebre nell’est del Mediterraneo è l’esempio esplicito dell’ipocresia che ci corrompe.

PS: Le percentuali usate sono tratte da Gallup.com