domingo, 3 de abril de 2011

Parkineando

Ir de discotecas en polígonos (aparentemente) abandonados del extrarradio de las pequeñas ciudades cercanas a Barcelona es una práctica que, junto a mis amigos de universidad, he ido ejerciendo desde hace 2 años. La primavera pasada fuimos a una disco llamada Activa, que por lo que tengo entendido (aunque no puedo asegurarlo) ha cerrado. Hace unos días fuimos a la mítica Pont Aeri, legendaria discoteca de la que las generaciones jóvenes habrán oído alguna vez, habiéndola pisado o no.

Pont Aeri tiene un aura extraña, como de novela negra. Algunos la vanaglorian, otros al escuchar esas dos palabras sienten inquietud. Es una discoteca que (y aquí no seáis malvados aquellos que saben de ese tipo de música, pensad que estáis leyendo a un mero aficionado en esto) por lo que sé pone makina hardcore, un tipo de música chumba-chumba de esas con las que no bailas: saltas. Literalmente. Haces más gimnasia hiendo a este tipo de discotecas una vez cada 2 semanas que a pilates 2 veces por semana.

Pont Aeri tiene una fauna que puede dar pábulo a miedos y temores fruto de la ignorancia. Sí, es cierto que muchos de sus acólitos visten y/o son lo que comúnmente se les conoce como pelaos, cholos, canis, chonis (si son mujeres), con una forma de habla castellana un poco dialectal, en la que las eses pasan a ser jotas y los euros se conocen como "leuroh" o "jeuroh". Todo ello no conlleva que estas/os chicas/os sean malas personas -que busquen dar el palo a diestro y siniestro-, sino que o bien son de una clase social diferente (y se enorgullecen de serlo, algo interesante para el ojo curioso con voluntad de ser antropo, socio y politológico) o bien les gusta portarse de esa forma: superficialmente primitiva, con castellano roído y ropa chillona, con cadenas plateadas o doradas además de pendientes. Insisto: no son (ni quieren, pretenden, desean ser) mala gente, por lo menos la mayoría, aunque muchos los vean como gentuza (ya que la minoría que sí termina por ser gentuza generalice a la mayoría por sus actos). A estas personas no las puedes conocer dentro de la discoteca porque no se oye nada más allá del chumba-chumba perenne. Los conoces parkineando, un deporte social nocturno que ha dejado muchos momentos emblemáticos al programa de reportajes Callejeros, en el que interactúas entre alcoholes de todo tipo, escuchando chumba-chumba que sobresale de los coches aparcados, y con los vendedores de droga más avispados que te ofrecen cristal, meta, éxtasis y demás pastis. Hay mucha seguridad: Mossos d'Esquadra que se pasean por ahí dentro de sus tanquetas azul marino, los gorilas a sueldo de la discoteca, cámaras de vigilancia diseminadas por todo el polígono.

Recomiendo que al menos una vez en la vida se debe visitar Pont Aeri.